-San Luis Potosí, ha
sido tradicionalmente desde los años sesentas del siglo pasado, un estado fértil para las instancias y movimientos de
las bellas artes. Por lo que ahora podemos ver una comunidad de artistas (sin
referirme a los faranduleros sindicalizados del duopolio de las televisoras
mexicanas llamados erróneamente igual) bien establecida, con una buena dinámica
de producción y con una alta calidad estética. Esto último marca una
determinante en el estado y quizá la única forma en que San Luis Potosí es
conocido en el extranjero.
Sin
embargo, aún con todo lo anterior, cada sexenio hay que convencer a los nuevos
gobernantes, que se tiene que invertir en la cultura, que es algo prioritario
para el estado, que no se pueden usar los espacios destinados a los eventos
artísticos para otro tipo de actividades “más metálicamente remuneradoras” y
mil cosas más.
¿Porque
se da este fenómeno? Mi pequeño aporte a dilucidar esta incógnita es la
siguiente hipótesis:
“La primera noción de que existe la cultura y las bellas
artes para un funcionario público de primer nivel, la obtiene al tomar el
cargo.”
Me
explico un poco mejor; Cuando cualquier “personalidad política” se ve
beneficiada con las mieles del poder, se encuentran al tomar posesión de sus
cargos, que existe un departamento, dirección o secretaría dedicada a la
cultura. La pregunta obvia que se hacen es: ¿Chale po´s que es eso? o peor aún:
¿Pa´que sirve eso? y esto pasa porque quién llega a tal nivel de poder, no ha
tenido tiempo en detenerse un momento a admirar una pintura, un grabado, y
mucho menos reventarse un libro de poesía o una función de danza contemporánea,
-¡ni Dios lo mande! eso es para jotitos y personas non santas o de dudosa
reputación. Y por lo tanto no debe de extrañarnos, cómo es que aún y con las
habilidades políticas que tienen, cometen burradas y barbaridades al atentar
contra el grueso de la población artística y generadora de cultura, que
obviamente no advierten que existen, hasta que hacen su primer desfiguro y son retribuidos
con un entrenamiento al estilo canino, pues solo van entendiendo a periodicazos
(chistorete bastante viejito pero para el presente caso queda como guante) con
el consiguiente costo político que una turba de artistas afectados generan al
manifestarse de novedosas maneras atrayendo de forma inevitable los micrófonos
y cámaras de los medios al lamentable hecho.
Para
muestra basta un botón y pongo por caso el de nuestro presidente municipal
quién a pocos días de su entrada al H. Ayuntamiento de nuestra capital
potosina, tuvo a bien amenazar con quitar la galería Teresa Caballero, que por
cierto es la más visitada de la capital dada su ubicación en el primer cuadro
de la ciudad, dentro del palacio municipal, aparte de llevar el nombre de una
de las más queridas pintoras potosinas (recientemente fallecida.) La comunidad
artística capitalina se movilizo ante la afrenta, injuriando ante los medios al
Edil en cuestión, finalizando el asunto en un: ¿Por qué los gritos y
sombrerazos si aquí no pasó nada? Y la galería se salvo, ¿Pero usted estimado
lector, pensó que con esto iba a aprender nuestro gobernante? Si respondió
afirmativamente pues déjeme lo contradigo y le cuento otra historia de terror
con el mismo personaje principal.
Hace
unos pocos días la comunidad artística potosina se vio apabullada ante la
noticia de que nuestro Presidente Municipal, corría a Daniel De La Llera,
encargado -en ese momento- del departamento de Cultura y Deportes del
Ayuntamiento capitalino, en una mesa de prensa convocada por el mismo Edil, en
donde sin contestar preguntas ni atender sorpresas, informo del hecho a los
medios de comunicación. Asunto que
claramente se le vió como otro hecho con costo político para el futuro del
mencionado, pues al margen de los motivos, chismes, dimes y diretes que se manejaron, despidió a
un funcionario que sin que yo caiga en zalamerías y cebollazos, estaba haciendo
su trabajo y lo estaba haciendo bien, cosa que por lo mismo y lo escaso que
estamos de funcionarios que se destaquen por hacer bien su chamba, pues
brillaba ante la oscuridad que había por detrás. Cuestión que vino a opacar un
poco más el curriculum político y que muy probablemente le pesará al querer
alcanzar otras metas políticas.
Sin
ánimo de ensañarme con Lozano Armengol, lo medular de esta aportación es
denunciar lo poco preparados (en todos los sentidos) que llegan al poder
nuestros gobernantes y que es obvio que por una casi total ceguera generada por
su falta de cultura y por ende poca sensibilidad, que cometen fatalidades dentro
de la estupidocracia en la que nos toco vivir.
(23-11 de 2007)
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