miércoles, 29 de noviembre de 2023

El Indigno - Cuento corto

 

El Indigno
Cuento

Raúl Gamboa López


Apresurado   subí   al  camión, saludé cortésmente al  chofer mientras le ofrecía el pago de mi pasaje, no recibí respuesta, toda su atención se   clavó   en   las    monedas que le   tendía. Tambaleante por el movimiento del auténtico cacharro, me dejé caer pesadamente en un asiento vacío.


El   sol   pegaba en   mi   ventanilla, castigándome de forma severa el cachete   izquierdo, mientras mi mente solo podía pensar en la siguiente frase: -Esto no huele a rosas.


Un minuto después, al no poder evadir un bache, el camión saltó haciendo que los   huesos de   todos   los   allí   remolcados, azotaran contra los duros asientos, arrancando algunos improperios, mismos que murieron ahogados por el desagradable sonido del motor.


Al   intentar acomodar mi humanidad de nuevo en el estrecho asiento, me llamo   la atención un grafiti pintado en el respaldo frente a mí.  Poco a poco, al poner toda mi atención en él, me dí cuenta que no era un simple “balbuceo gráfico”; tenía números y símbolos usados en la física avanzada, esto lo sé porque a ello he dedicado toda mi vida, ¿Qué hacía este grafiti con representaciones cuánticas allí?


Saqué un pequeño volante que me habían dado en la calle, y sobre él, empecé a copiar mi hallazgo. Conforme lo traspasaba al papel me dí plena cuenta de lo allí encontrado. Era una formula muy compleja que expresaba variables y vectores, pero de una forma pulcra y elegante. 


Al descifrar el último símbolo casi borrado del respaldo, las lágrimas rodaron automáticamente por mi rostro, la podía reconocer, era lo que todo físico quería encontrar, el Santo Grial de cualquier teórico de las ciencias duras: ¡La fórmula que lo explicaba todo!  ¿Pero cómo era posible? ¿Cómo es qué algo tan grande y tan complejo se encontrará allí?  -Quiero decir: ¿En un pinchurriento asiento de un desvencijado camión?


La única explicación lógica era: ¡Dios la había escrito!, no puede ser de otra manera, Dios se subió al camión, saludo al camionero que seguramente no le devolvió el saludo y contoneándose sin ninguna gracia habría llegado hasta este asiento, y, y, y mágicamente escribió la verdad universal expresada en una fórmula matemática.


¡Es clarísimo! -grite.  Al   tiempo que dos señoras a mi derecha me veían con cara de espanto.


Sorprendido de mí mismo, me recompuse.  ¿Qué haré ahora con ésto?   Las cuadras pasaban veloces a mi izquierda y yo no encontraba la respuesta. Ante la inminente llegada a mi destino, decidí que aquello era muy poderoso para que cayera en manos equivocadas. Saqué un kleenex arrugado de una bolsa del   pantalón y empapándolo con saliva, borré en su totalidad aquella maravilla.  Acabé apenas para bajarme apresurado del camión.


Allí parado, debajo del parabus, sin poder mover las piernas, me dí cuenta que aún sujetaba el volante en donde había copiado la formula.  Lo apreté tan fuerte que las uñas se me hundieron en el dorso de la mano.


¡Guíame Señor¡, ¡Ilumíname! -Grité, alzando el rostro hacia el cielo.  No pude mantenerlo así, pues el sol clavó sus rayos en mis ojos obligándome a bajarlo. 


Y entonces lo supe. ¡No soy digno de ti! -Exclamé ¡No soy digno de poseer esta verdad, nadie en la tierra lo debe saber!


Tembloroso y con las manos empapadas de lágrimas, rasgué en varios movimientos el volante de papel, entregando los pedazos al viento, que se los llevó en cerrados semicírculos ante la turbulencia dejada por los coches.

SLP 28 de octubre de 2011


martes, 3 de noviembre de 2015

Historia del Vampiro Huracán Primero

Cuento


Relatar el pasado es como contar las gotas de agua en el rio.

Por eso es narrar la historia de mi Señor Huracán Primero, es así de complejo.


Huracán nació hace 2,100 años, hijo primogénito del antiguo Rey Versérebis Tercero. Gobernante del soberbio Reino de Askarat, enclavado en la que una vez fue una rica y fértil tierra al norte de lo que hoy conocemos como América. Gobernaba de la mano de su hermosa y sabia esposa la Reina Montsuna, quién al descubrir que estaba en cinta, ofreció 100 venados y 100 humanos en sacrificio a los dioses para que cuidaran y bendijeran el nacimiento de su primer vástago.

     A la siguiente luna de que el pequeño vampiro de sangre real nació, los reyes mandaron reunir un cónclave de varios sabios y astrólogos para que consultaran los cielos, pues había que encontrar el mejor nombre del futuro príncipe de Askarat. El nombre lo diría todo; por eso era de suma importancia que consultaran con las divinidades y a los espíritus de los elementos.

     Después de 8 largas noches se acordó por unanimidad del cónclave que el nombre sería tomado del todopoderoso Dios Maya Huracán, dador de vida y muerte, pues los integrantes del mismo habían encontrado que las dualidades serían el futuro del primogénito real. Leyeron en el fuego que amaría inmensamente, pero que odiaría con igual fuerza, El agua dijo que sería un gran sabio pero se movería entre los ignorantes, y muchos otros secretos que el viento y la roca develaron.

     Así que en la segunda luna de sangre del 99 A.C, año del ciervo de jade, se le dió el nombre de “Huracán Primero de Askarat” y los esclavos licanos aullaron durante 3 lunas seguidas como parte de la celebración.

Fueron momentos felices para todos, sobre todo para mí; Mirmaguel; que fuí elegido de entre los mejores guerreros para ser el capitán de su guardia personal un antiguo  honor que aún conservo.

     El príncipe Huracán Primero, pasó su primera infancia entre los mimos y delicias de la corte. Su madre se encargó de recibiera la cultura y educación que solo un futuro rey podría recibir. Filosofía, historia, ciencias, todas corrieron como ríos de sangre enfrente del joven príncipe y de todas bebió con inacabable sed. De igual manera el Rey Versérebis se encargó de su instrucción militar, durante la cual destacaron sus dotes como estratega y organizador de ejércitos. 

     A la quinta luna los reyes ordenaron la iniciación de su vástago como lo ordenaba la tradición milenaria del reino. Se bañó a la luz de la luna llena con la sangre de 10 jabalíes y una Princesa humana (regalada por su pueblo como sacrificio de paz) ofreció su blanco cuello. Esa fue la primera alma que tomó mi señor Huracán. Desgraciadamente… sería la última festividad que vería ese reino.

      Como cualquier reino prospero y lleno de riquezas, era codiciado y los enemigos crecían en número y poder con el pasar del tiempo. Y al final del año 3 jaguar, la traición dió paso a la guerra.

     Un clan de nigromantes y vampiros exiliados hizo alianza con los esclavos licanos. Una terrible guerra intestina surgió, las batallas fueron épicas, las matanzas infernales, ciudades de humanos, amigos y enemigos cayeron bajo el manto de cólera de los encarnizados combates.

El Reino de Askarat cayó. Hasta las puertas del mismísimo castillo del rey se llevaron las luchas.

      El Rey y la Reina encabezaban la defensa del castillo; los hábiles arqueros de la guardia real acertaban sus flechas en las carnes del enemigo. Cuatro días con sus noches duró el sitio. Los enemigos viéndose reducidos en número, decidieron jugar su última carta: Los traidores licanos.

      Los esclavos licanos atacaron desde dentro del castillo, y asestaron duros golpes a la yá disminuida guardia real, atacando por la espalda a los arqueros.

     El caos fue total….


     A un pequeño grupo de guerreros de élite a mi mando se le había dado la misión de proteger al joven príncipe. Nunca olvidaré el momento en que la Reina entro a la habitación y nos ordenó huir con su hijo. El príncipe se negó; Quería combatir, quería cortar cabezas… Tuvimos que pelear con el príncipe y dejarlo inconsciente para alejarlo de los brazos de su madre. 
     Lo último que recuerdo fue la sonrisa por un segundo del Rey, al vernos huir por la ladera rumbo al este, mientras hacía caer su mandoble en un circulo de muerte entre las filas enemigas.
     Los reyes murieron y poco después la ciudad. Destruida por las incesantes pugnas entre los traidores que nunca se saciaron de sangre, poder y riquezas.
Hoy solo quedan algunas piedras bajo el manto estrellado de la noche.
     Años pasamos huyendo, hasta que los asesinos cansados de ir tras nuestra huella o quizá por la falta de pago, dejaron de perseguirnos. El príncipe siempre hambriento de sabiduría nos llevaba en pos de ella y así viajamos al viejo continente y quiso el destino que en el camino encontráramos a una noble vampiresa, esposa de un duque y su sirvienta, que eran atacadas por licanos salvajes. Matamos a la pequeña jauría y sus colmillos pasaron a formar parte del entonces ya largo y extenso collar de trofeos de mi señor Huracán.
     En agradecimiento el duque nos alojó en su castillo -A los que pensó eran soldados mercenarios. Nuestra triste historia no la revelamos, pues aún temíamos de los asesinos que nos seguían.
    Pero el porte real, la educación y nobleza de mi señor Huracán eran difíciles de ocultar en el trato diario y pronto fue bendecido con el favor de los duques e incluso con algunas tierras. Durante esa época erradicamos a los licanos de la región y pactamos buenos arreglos con los Lords humanos así como elfos.
     Por desgracia la felicidad no duró mucho, la enfermedad llegó a esas tierras y mató a casi todos los humanos, Sin el pasto necesario para vivir, las pugnas internas desgastaron a ese reino. Mi señor Huracán no se quedó a ver la vergonzosa caída. Tal como habían predicho los oráculos al nacer, se iría como el viento, abandonando todo y sin más.
     Nos guió más al éste, hasta una ciudad llamada Gomorra. Debo de confesar que allí solo encontramos excesos, lujuria y corrupción. Mi amo por poco se pierde en ese mar de indecencia. Aún hoy, doy gracias a los dioses por haber destruido tal calamidad. Y aunque mi Señor la adoptó como su ciudad preferida, e incluso le gusta alardear de ser uno más de sus aberrantes ciudadanos, la ciudad se esfumó en las dunas del desierto consumida por una marea de fuego.
     Después de Gomorra; en nuestro camino hacía Europa, de forma inesperada encontramos un campo inmenso de cadáveres, en donde hacía pocos días se había llevado a cabo una terrible batalla, algunos kilómetros después, dimos con sobrevivientes vampiros, que nos contaron la terrible historia de un reino avasallado por enemigos tiranos. La extraña similitud de hechos, llevó a encender el corazón de mi señor Huracán y viendo la posibilidad de reclamar venganza, aunque fuera en un reino muy lejano y distinto al suyo, nos llevó a unirnos con esos vampiros, los cuales nos transportaron a otra cueva en donde se escondía una reina: la Reina Gallela, quién nos acogió amablemente y contó sus penurias. Mi Señor decidió unirse a sus fuerzas y luchar a su lado. Pero cual no fue su sorpresa al enterarse que lucharía al lado de un ejército de licanos, comandado por su hermano Hemiter un Rey Lobo.
     Debo de confesar que yo me rehusé en un principio a participar de tal locura, pero mi Señor Huracán, cansado de tanta oscuridad y resentimiento en su corazón decidió embarcarse en esa nueva aventura.
     Muchas batallas se libraron desde ese momento y en todas prevalecimos. Se luchó lado a lado de los licanos. Garra con garra y colmillo con colmillo. La magia élfica junto con las espadas de muchas otras criaturas colosales llevaron a la victoria a los hermanos Gallela y Hemiter sobre la tiranía.
     El día en que se consumó la creación del imperio de los “Hijos de la Luna”, mi señor Huracán me llamó y dijo:
     -Eres libre de toda carga. Ahora al igual que yo serás un ciudadano más en éste vasto imperio, te daré una parte de las riquezas que aún conservamos (las cuales seguían siendo inmensas) y no me volverás a llamar mi Señor, o Príncipe, de ahora en adelante solo me llamaras: Amigo.
     -Viviremos como súbditos, amaremos y gozaremos de nuestro estatus simple.
     Acepte fingiendo agradarme su propuesta; para mí, él siempre será el Príncipe. 

     Pero lo dejaré vivir un tiempo de paz, Pues yo sé bien que dentro de su corazón, no se ha extinguido la llama por recuperar su reino. Esperare hasta ese momento en que me llame a alzar la espada de nuevo y cargar contra el enemigo… y juntos; Yo como su leal sirviente, levantaremos piedra sobre piedra para tener de nuevo el Reino en el cual nacimos.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Una década sin Lila López

Por: Emilia Cervantes

Una década sin Lila, y ¿qué es una década en la inmensidad del tiempo? La gente se va pero quedan sus obras, sus proezas; el trabajo trasciende el tiempo, los frutos no se marchitan. Así, la obra de Lila López. a diez años de su viaje, sigue presente.

Lila visionaria, Lila danza, Lila arte, Lila música, Lila, México entero cabía en ti; en tus vestidos, en tus abalorios, en tu afán por preservar la esencia de México, pero también dabas cabida a lo nuevo y así lo demuestran tus coreografías como Cactus y Atavismos.

Su llegada

Un día Lila llegó de México por unas cuantas semanas y se quedó toda una vida, fue el génesis del Ballet Provincial que sigue vigente, que sigue vivo. Lila también fue génesis del Festival Internacional de Danza, parteaguas en la historia de la danza contemporánea en México. Gracias a este festival, San Luis fue el centro del mundo dancístico durante años, constituyéndose como uno de los pilares del arte y semillero de artistas, todas las disciplinas se reunieron en torno a la danza.

Lila y el maestro Gamboa fueron unos de los pilares del los movimientos artísticos más importante del siglo XX en San Luis, la danza y la pintura despegaron. Hay mucho que agradecerles, por ejemplo, el acercar las manifestaciones artísticas al pueblo, a los trabajadores, a los estudiantes. Esta gente llenaba los salones, donde se impartían disciplinas artísticas, eran secretarias, empleadas, obreros ferrocarrileros, obreros, todos encontraron eco en el IPBA.

Años intensos

Fueron años de ebullición cultural y artística, fueron sin duda las bases en las que hoy se sustenta la promotoría cultural y un público ávido de estas manifestaciones.

Se recuerda a Lila tocando el tambor, marcando el compás de los pasos dancísticos, armando coreografías en el salón de danza de Bellas Artes hasta altas horas de la noche con sus jóvenes discípulos; hombres y mujeres, bailarines que no se cansaban nunca.

Asimismo, la memoria acoge los recuerdos de cuando Lila llevaba al Provincial a municipios, escuelas, Centros de Readaptación Social, así como en convenciones. Lila tenía el don de la amistad, gracias a la amistad que tenía con personalidades de la danza o que sabían de su trabajo, colaboraban con ella, gente como Flores Canelo, Michel Descombey, Guillermina Bravo y tantos otros.

Su mundo

San Luis recuerda a Lila tocando puertas para pedir apoyo para el Festival de Danza, haciendo antesala en instituciones gubernamentales, dando clase, tomado café, pensando en nuevas coreografías, o caminando junto a la maestra Carmen Alvarado - su gran amiga-, por las calles potosinas; la recuerdan en su casa junto a Gamboa y sus hijos Antonio de Rabinal y Raúl.

Aquí están los cactus de su casa, sus danzas, sus logros y su presencia que no se olvida nunca.


Texto publicado por el periódico Pulso diario de San Luis, el día domingo 9 de octubre de 2011


sábado, 17 de septiembre de 2011

LA INSALVABLE EDUCACIÓN MEXICANA



La educación en México, parece ser que no tiene remedio. Hay varios círculos viciosos en su interior que hacen prácticamente imposible su avance y por lo tanto el del país.
Millones y millones de pesos se invierten cada año en este rubro, y sin embargo, no se ve ningún cambio, ¿porque es esto? Desgraciadamente no hay respuesta sencilla a un problema lleno de aristas, vicisitudes y recovecos.
Pero empecemos con lo más visible: el capital invertido. En este punto podríamos quejarnos de la falta de voluntad de los gobiernos para dedicar una buena suma de dinero que provea de la infraestructura suficiente o al menos la básica para potenciar el buen desempeño de la educación en México. Pero el problema no va por allí. De hecho, nuestro  país es de los que más invierte de América Latina en la educación, si bien, las cantidades no son las óptimas, sí hay un flujo constante de recursos. ¿Entonces qué pasa?  Pues que los recursos siguen dos caminos posibles, el primero y más seguro: es que éstos caen en manos de líderes y lideresas que diluyen el  monto total dejando solo una pequeña parte del mismo. El otro camino es que los recursos llegan a parar a la enorme burocracia que circunda y ahorca al ámbito educativo, por lo que en realidad -y según datos recientes de ILCE- sólo un 20% del presupuesto inicial al rubro educativo se utiliza en la mejora, construcción o equipamiento de escuelas, así como en la capacitación o ascenso de la vida laboral de los docentes a lo largo y ancho de nuestro poco alfabetizado país.
Y hablando de docentes es otro de los puntos de la película de terror en que se ha convertido la educación mexicana. La pregunta pertinente sería: ¿Cómo avanzar -educativamente hablando-  si contamos con hordas de maestros que no quieren aprender y en su mayoría no sabe o no quieren enseñar?
Es una amarga verdad que la gran mayoría de los maestros egresados de las escuelas Normales no solamente salen pesimamente preparados, sino que además habrá que añadir a la ecuación el hecho de que son prácticamente incultos y esto los hace alejarse de cualquier cosa que huela a cultura, nuevas tecnologías o cualquier actividad en la que se necesite de una  apertura mental básica.
Esto último los hace victimas fáciles de cualquier lidersucho con buena verborrea o inestimables contactos dentro de la base corrupta de un sindicato, sea cual sea de la variopinta colección de agrupaciones gremiales que tenemos en nuestro suelo patrio.
Los acontecimientos dentro de la historia reciente, en lo que a educación se refiere, nos hablan de grandes esfuerzos que han hecho unos pocos por enderezar la educación mexicana, y también nos echa en cara la corrupción, la mala organización y el poco deseo de la mayoría de las partes implicadas en dicho problema por hacer algo por nuestro pobre país, que se desangra, expulsando a sus mejores y más costosos hijos al extranjero en busca de mejores oportunidades, mientras que una casta de politiquillos corruptos y cuasi humanos se apodera de la mayoría de los recursos, ciegos totalmente a la agonía de la gallina de los huevos de oro.

LA CORRUPCIÓN



La corrupción en nuestro país ha alcanzado niveles insoportables infiltrándose en todos los niveles políticos, ideológicos y familiares. Somos una sociedad de corruptos en la cual permitimos toda clase de vejaciones a nuestra persona y familias, sin poder hacer nada más que ser corruptos igual que los demás.
            Es imposible luchar contra millones de personas que están convencidas de que el dinero es el único fin en la vida. ¿Cómo ir en contra de la creencia general de que llevar a cabo una actividad que no sea remunerada en forma monetaria es perder el tiempo?, ¿que la búsqueda de conocimiento no es más que una actividad ociosa?
            Es triste pero estoy empezando a pensar que la imbecilidad es una virtud y por tanto los que llamo actos de corrupción no son otra cosa que genuinos logros de nuestra civilización, la cual contrasta en sus logros tecnológicos y científicos con la degradación y podredumbre de las sociedades que la crearon.
            Como ejemplo de lo anterior pondré sobre la mesa el fruto inequívoco de una sociedad civilizada: las universidades. ¿Qué son realmente las universidades en México? –que son las que mejor conozco-, ¿será cierto que reúnen en sus entrañas a destacados pensadores y catedráticos en un afán común de formar las nuevas generaciones de ciudadanos, así como producir el conocimiento que haga de este país un lugar mejor para vivir?
            Como respuesta única: mi opinión es un rotundo ¡no! La mayoría de las universidades en la actualidad solo reúnen a un puñado de gentes medianamente valiosas o con conocimientos muy específicos, pero con un bagaje cultural por demás enclenque. Si a esto añadimos que quienes por lo general manejan el destino de las universidades son contratados sólo por sus habilidades mercantiles, sin que cuente con un ápice de ganas o capacidad por generar conocimiento, pero sí con un mejor sueldo que quienes podrían en algún momento generar la cultura, educación y condiciones ideales para que una institución educativa de la envergadura de una universidad fuera precisamente eso: ¡una universidad! Pues tenemos por resultado inicial la base y transmisión de la metodología de la corrupción a las nuevas generaciones.
            La corrupción dentro de las universidades comienza con el elemento monetario. El maestro, el catedrático, el académico, quien hace realmente una universidad, es un trabajador mediocremente pagado, por lo cual no le queda otra que ejercer el “mercenarismo educativo” trabajando en cuantas universidades puede y descuidando obviamente a todas, pues es materialmente imposible atender correctamente a más de 90 alumnos, que sería la suma de tres grupos típicos en igual número de instituciones diferentes con materias y licenciaturas disímiles entre ellas.
            Este catedrático modelo ejerce su tarea de enseñanza, pero aunada irremediablemente a ésta se encuentra una praxis de la simulación debida en su forma básica a las condiciones que señalo.
            ¿Cómo pedirle a una institución educativa que genere cultura cuando los que llevan las riendas de la misma son totalmente incultos? Es como pedirle peras al olmo, ¿no?
            Vuelvo a mi idea inicial: para que la vida de un mexicano tenga algún sentido debe ser en parte un iletrado y tener habilidad de enriquecerse.
           
Es obvio que el hecho de que la corrupción se infiltre en los centros de educación, como las universidades, tiene secuelas importantes en las esferas laborales y directivas de la empresa, por pequeña que esta sea. Un ejemplo de esto es que las personas mal preparadas y con una cultura reducida –en toda la extensión de la palabra- son absorbidas por las empresas sin que éstas puedan poner un filtro, porque los directivos encargados de las contrataciones están igual o peor preparados que los solicitantes.
            Lo que es interesante es que después se hacen preguntas como ¿por qué tenemos tan baja productividad? La respuesta es a todas luces simple: la gente que dirige las empresas en muchos casos es incapaz de innovar  y adaptarse al cambiante mundo de los negocios, porque su universo se circunscribe a una mediana educación universitaria con todos los problemas pedagógicos y corruptelas que ya mencioné.
            Hasta aquí sólo he escrito acerca de la corrupción de casos muy específicos, pero éste mal no sólo es endémico de las universidades o centros de trabajo, es un cáncer que aqueja a todas las sociedades humanas en mayor o menor medida,
            En el caso de México, contamos con una larga tradición en el “arte” de corromper y ser corrompido. Ya en tiempos prehispánicos, la corrupción era parte de la vida diaria. Sabemos esto gracias a arqueólogos que han encontrado semillas de cacao (que a manera de moneda se usaba en transacciones mercantiles) mezcladas con las cascarillas de éstas rellenas de lodo, simulando semillas completas.
            ¿Ingenio? ¡Por supuesto! Aunque, viéndolo desde otra perspectiva menos optimista, esto sería el primer caso de falsificación de dinero en Mesoamérica.
            El caso es que se trata de una “machincuepa”, en cuanto a la concepción de cuáles son los medios y fines en nuestra cultura. Como dijera un mexicanísimo refrán “En México se perdona todo, menos la pobreza”. ¡Que verdad tan amarga y vigente en nuestros días! Por ello, obtener dinero como sea y de quien sea es algo prioritario, no hay tiempo para cosas superfluas como leer, aprender, escribir, pues sólo estorban y distraen la atención de lo medular y fundamental en la vida: hacerse rico. Y como para hacerse millonario se necesita quitarle el dinero a los demás, pues la corrupción no es más que una buena (excelente, diría yo) fórmula para cumplir dicho cometido.
          ¿Quiénes son los héroes del pueblo de México?, ¿quiénes son dignos de toda alabanza y respeto? Pues la gente que cuenta con grandes cantidades de billetes, la “gente bonita”, “gente bien”. Dados los vocablos que se utilizan para definir  a éste tipo de “gente respetable”, concluyo que las personas a quienes no nos importa enriquecernos con dinero pero sí en conocimientos representamos una antitesis de “alguien respetable”. Es más, ahora resulta que si revisamos los antónimos de dichas palabras resulta que no sólo soy “gente mal” sino también “gente fea”.
          El ciudadano promedio actual entiende que los recursos monetarios son un fin y no un medio para la “consumación última en la vida” de cualquier ser humano -parafraseando a los filósofos-. El problemas está en que la mayoría de las personas sacrifica su felicidad (y la de los demás) en pos del dinero, en resumidas cuentas las personas que cambian los medios por los fines se corrompen prefiriendo ser la mitad de lo humano que podrían ser, disminuyendo al mínimo su capacidad de goce mediante el bloqueo total a la exposición de cualquier influencia cultivadora, y ya no digamos artística, que aumente su sensibilidad mediante el conocimiento, esto podríamos sumarlo a los siete pecados capitales. ¡Dios nos salve de cosas tan pavorosas!
            Quiero puntualizar que no tengo nada en contra del mercantilismo, capitalismo y algún otro “ismo” que tenga que ver con el dinero, sino que las actividades culturales han caído en el desmerito desde el punto de vista que estoy planteando, dado que todas ellas (salvo en honrosos y sufridos casos), lejos de ser reconocidas como actividades intelectuales, humanizadoras y civilizadas, se les suele ver desde una óptica meramente práctica, reducidas a su quincuagésima esencia: el dinero.
            Para terminar con este rosario de quejas, sólo resta añadir que la corrupción vive con nosotros, prácticamente es un familiar dentro de nuestra casa, que nos salva o nos perjudica, según sea el caso, de las situaciones amenazantes, comunes en nuestro andar por esta vida matraca. Nos es tan familiar que prácticamente no la vemos, es más, me atrevería a afirmar que prácticamente ya no podemos vivir sin ella a riesgo de perder nuestra identidad como mexicanos.
            Todos somos corruptos en menor o mayor grado, por lo que me pregunto ¿para qué hacer tantos esfuerzos y gastar dinero –que no tenemos- en su erradicación? ¿Por qué no llamarle a nuestra supuesta y fraudulenta democracia por su verdadero nombre: Anarquía? Así no tendríamos que simular en todos lados y podríamos enaltecer y adorar a la “gente bonita” sin que un miserable ser, como el autor de este texto, se atreva a impugnar la única y verdadera religión del Dios Dinero.
            Sólo me queda agradecerle a la vida al más puro estilo de Violeta Parra, cantando a lo bello, lo divino, lo humano y humanizante, para, acto seguido dispararme un balazo en la sien y dejarme caer en brazos de la corrupción.

JAIME TORRES BODET HACIA EL SIGLO 21



 - Cuando las circunstancias nos llevan a reflexionar acerca de la obra de algún coterráneo, nos desconcierta el tener que situarlo en la perspectiva histórica, apenas esbozada todavía, en donde la última palabra por escribirse aun queda en una inimaginable sombra lejana.
        Como proponerse hablar de la educación en México sin hablar de Don Jaime Torres Bodet, titulo dado por el Dr. Gabriel Méndez Plancarte, en momentos en que el auge nacionalista se daba en todas sus formas.
        La cruzada nacional de alfabetización emprendida en 1944 por Don Jaime hizo ver que la educación ha de empezar por el principio, y éste es que todos los mexicanos sepan leer y escribir; tarea sin término. Don Jaime facilitó a los alfabetizados el acceso a la cultura mediante los folletos de la "Biblioteca Enciclopédica Popular", fundó el Instituto Federal de Capacitación de Maestros para resolver el problema de aquellos cuya competencia profesional no alcanzaba la altura de su abnegación, estableció organismos técnicos cuya necesidad se hacía sentir.
        Implantó el Libro de Texto Gratuito, herencia que a la fecha, las generaciones del nuevo siglo aun disfrutan y que tanto ha ayudado a la clase social más necesitada de enseñanza y estímulo.
        ¿Cómo Olvidar que en vísperas de terminar su segundo encargo como Secretario de Educación Pública fueron inaugurados el Museo de Arte Moderno y el de Antropología?
        Si realmente necesitamos un Prócer un Héroe un punto en el horizonte a seguir dentro del ámbito educativo, definitivamente es “Don Jaime”.

“México valdrá lo que valgan los hombres y las mujeres que formen su población”

        Que sabias y tristemente proféticas palabras entintó Don Jaime en sus cartas al Presidente cuando recién se estrenaba como Secretario de Educación Publica.
        Con toda la admiración y una primera cuartilla cargada de adulaciones y cebollazas, ¿me pregunto?: ¿Que habría hecho nuestro prócer de la educación Mexicana, en el ámbito tecnológico contemporáneo?, ¿Que noción del futuro podría tener en el presente Don Jaime?
        La visión de su mundo prácticamente se ha perdido en nuestros tiempos. El nacionalismo Mexicano, se ha extinguido en pos de una globalización de rostro aberrante, en donde solo se respeta las modas y barbaries sajonas.
        ¿Cómo dar la cara como maestro? Ante un Jaime Torres Bodet que poco entendería de tecnología, y que estaría en la mejor de las disposiciones de sacarle provecho, pero como primera situación; de frente se encontraría una inmensa masa de maestrillos corrompidos en su más básico sentido, que es la de portadores de conocimiento.
        A partir de que Don Jaime nos dejo, la educación ha estado sufriendo un proceso de transformación. El más significativo es el avance tecnológico en el proceso educativo. La introducción de herramientas tecnológicas puede ayudar a crear condiciones que propicien el aprendizaje significativo y permanente. En nuestro ámbito educativo el uso de dichas herramientas es incipiente e incluso se presentan situaciones en muchos casos no deseables por ejemplo el uso de la computadora solo como “procesador de textos” así como el uso de Internet esta confinado a ser una herramienta más de ocio, siendo que prácticamente todo el conocimiento humano se encuentra allí, listo para ser rescatado y puesto en practica.
        Integrar la tecnología en la educación cuesta tiempo y dinero, pero sobre todo impone exigencias a maestros y estudiantes. No se debe perder de vista que el uso de la computadora y la tecnología en general debe considerarse como una herramienta de ayuda al maestro y en ningún momento como sustituto.
        Se debe promover y estimular el uso de la tecnología en el proceso educativo teniendo en mente las posibilidades de infraestructura tecnológica con que se cuente. Es recomendable unificar el grado de conocimiento del profesor en el uso de equipos de cómputo así como otras nuevas tecnologías que ubiquen a cada profesor en un nivel mínimo deseable o en una competencia a la altura de las circunstancias.
        Uno de los grandes problemas que tiene nuestro país, no es precisamente ni de estructura, ni de orden monetario, sino peor aun, es de orden netamente social. El concepto de “Inamovilidad Humana” se da más insistentemente en el factor humano,    los profesores encargados de educar, no quieren aprender, se desligan, se enmohecen, se anquilosan y son incapaces de modificar su rutina, para dar cabida a nuevos elementos pedagógicos que estén acordes al ritmo de vida que el nuevo siglo impone.
        ¿Qué tiene de malo usar las nuevas tecnologías? ¿Son Feas, Frías, o acaso desvirtúan la escénica del maestro en el Aula?
        Si Don Jaime Torres Bodet, estuviese aquí ¿Rechazaría escribir sus poemas en un procesador de textos por miedo a que este se desvirtuara al pasar del orden físico al digital?

Se nos ha ido la tarde

en cantar una canción,

en perseguir una nube

y en deshojar una flor.

Se nos ha ido la noche

en decir una oración,

en hablar con una estrella

y en morir con una flor.

Y se nos irá la aurora

en volver a esa canción,

en perseguir otra nube

y en deshojar otra flor.

Y se nos irá la vida

sin sentir otro rumor

que el del agua de las horas

que se lleva el corazón...

        A mí, estimados y pacientes lectores, me sigue pareciendo bello aún después de haber sido capturado y convertido por un procesador de textos digital. La belleza no esta en la herramienta, pues si hay algo verdadero en nuestro caótico entorno, es que difícilmente el cambiar de pluma fuente, pudiese cambiar el resultado de un poema.
        No podemos cambiar lo fundamental, lo intrínseco de las cosas.
        Lo intrínseco de la educación es formar y ser formado, es educar y educarse, es rehacerse en el conocimiento y renacer con cada nueva forma y con cada nuevo reto.
        El reto para los maestros del nuevo siglo es que todos los alumnos deberán ser funcionalmente competentes en las tecnologías de la información al tiempo de que se deberá alcanzar un nivel básico de alfabetización de TICs (Tecnologías de la Información y Comunicaciones) para finales de segundo de secundaria. Esto consiste en tener un conocimiento general, interdisciplinario, relativamente amplio de las aplicaciones, capacidades, limitaciones, equipo, software e implicaciones sociales de las computadoras y otras tecnologías de la información.
        Pero para lograr esto ultimo, es claro que los primeros que tenemos que estar a la vanguardia somos los maestros, la revalorización de nosotros mismos ante nosotros mismos, es la piedra angular de este paradigma.
        Somos la barrera que lleva el cauce intempestuoso de la educación hacia buen fin, o sea hacia los diques de nuestros alumnos. Pero también somos la primera barrera de defensa ante la perdida de valores e identidad, ¿Quiénes somos si no sabemos de donde venimos?
        Las nuevas tecnologías no están a favor ni en contra del postulado que hago en las líneas anteriores, dado que solo son herramientas y como tales se les da el uso que cada individuo quiera darles, en el caso de una construcción curricular de nivel básico o medio se deberá de tener en cuenta el uso de las aplicaciones de computadoras como un apoyo general para mejorar el aprendizaje, aumentar la productividad, promover la creatividad , desarrollar estrategias, resolver problemas y tomar decisiones informadas usando herramientas como el procesador de palabras, la base de datos, gráficos, hoja de cálculo y otras de aplicación general así como recursos tecnológicos se integrarán a través de todo el contenido curricular.
        Definitivamente habrá que introducirnos de nariz en el pensamiento de Don Jaime para poder salir de las dudas que planteo en este texto.
        Es posible que el lector con el seño fruncido, se esté preguntando: ¿Qué diablos tienen que ver Don Jaime, quien nació a principios del siglo pasado en un día 17 de Abril de 1902, con la tecnología de este insipiente nuevo siglo? Y mi respuesta es clara:

¡Pues todo!

        Un gran hombre como lo fue Jaime Torres Bodet, polifacético, sensible, artista, sapiente y definitivamente un hombre visionario y futurista, que no se dejo arrastrar por el romanticismo casi mítico de esos años por el populismo leninista, que exhortaba a destruir para construir después, sobre las cenizas, una nueva sociedad. El pudo visualizar que México, ya había sido destruido y vuelto a destruir en incontables ocasiones, a lo largo de varios periodos Sexenales y prefirió construir sobre la base de lo que existía pues en sus propias palabras, había que labrar un futuro sobre las bases fuertes de nuestro pasado.

Como si nos hubiéramos perdido,

nuestros brazos

se buscan en la sombra... Sin embargo,

ya no nos encontramos.

        Fue un hombre que echó mano de la tecnología existente y que no dudaría en retomar las nuevas tecnologías para hacer uso de ellas dentro de los objetivos educativos nacionales.
        Es por eso que hoy existe el compromiso de llevar hasta los maestros la sapiencia del nuevo siglo y ofrecerles las mieles de un trabajo no más reducido, como pregonaba H. G. Wells, sino más fructífero.
        Es aquí que nos encontramos con que la importancia de implementar comunidades virtuales en la formación docente radica en crear nuevos ambientes de aprendizaje que le permiten al profesor tener acceso a la tecnología y utilizarla como una herramienta didáctica, que apoye a la enseñanza, contribuyendo de forma significativa al mejoramiento de su calidad y efectividad, además de proporcionar un desarrollo profesional a través del trabajo colaborativo con otros profesores.
        La formación y capacitación docente para el manejo de “Comunidades Virtuales de Aprendizaje” debe contemplar, además de la alfabetización tecnológica el acceso y manejo de la tecnología, el desarrollo de aprendizajes cooperativos y colaborativos, el acceso a foros de expresión y el abordaje de temas de actualidad e interés para el desempeño pedagógico.
        En conclusión, hoy al igual que antaño, estamos en búsqueda de la superación de nuestros maestros y alumnos para responder de forma correcta y coherente a un futuro que si bien se vislumbra incierto, aún podemos ver el camino que nos marcaron hombres como Don Jaime Torres Bodet.

(Abril del 2005)

¿INVESTIGACIÓN? !!GUACALA Y FUCHILA¡¡



-En días recientes se ha retomado el tema de la investigación como parte del quehacer obligatorio para los alumnos de licenciatura, sin embargo, la complejidad de dicho tema siempre acaba tomando tintes de tragedia griega por cualquier frente educativo que se le tome.
        La verdad es que los colegiados nunca nos ponemos de acuerdo en el motivo por el cual los alumnos le tienen una seria aversión a todo lo que tenga por título “investigación”. Teorías van y vienen, pero siendo honestos, creo que nadie tenemos ni una pizca de idea de dónde proviene tal aversión y de cómo poder erradicarla.
        Como principio de toda investigación debe haber un cierto grado de curiosidad y ésta no se adquiere más que de forma espontánea al sentirse atraído hacia un fenómeno, o por una interrogante; pero si nuestros susodichos alumnos de licenciatura no se interesan por nada en especial, difícilmente podrán desarrollar curiosidad hacia algo y por lo tanto nunca habrá el deseo de investigar.
        Entonces, planteado de esta manera, necesitamos urgentemente que los educandos insertados en nuestra universidad tengan interés por algo, para que puedan en un futuro cercano investigarlo.
        Supongamos que dicho planteamiento sea el “Santo Grial” de la investigación en México y que haciendo de alguna mágica manera que los estudiantes se interesen por algún tema en especial, ¿podríamos hablar con seguridad de un surgimiento de la investigación dentro de la universidad? Yo creo que no, pues existen factores, tales como, que una buena parte de la enseñanza se basa en el ejemplo de los profes y catedráticos. ¿Cómo pedirles a nuestros alumnos que investiguen si nosotros no lo hacemos? Es más, no sólo no investigamos sino que tampoco escribimos más que para defendernos de cualquier cuestión burocrática con la que haya que cumplir por fuerza. Que pasa con esto último, que no nos atrevemos a mostrarles a nuestros alumnos nuestro conocimiento, impreso en hoja de papel y por lo tanto no ponemos el ejemplo, sin embargo, nos sentimos heridos y desilusionados si nuestros alumnos no lo hacen, peor aún, nosotros mismos también le tenemos cierto nivel de aversión a plasmar por escrito lo que pensamos acerca de un tema y mucho menos ponerlo a consideración de terceros.
        Parece ser que el miedo natural a la crítica no nos deja exponer libremente lo que sabemos, sin embargo lo que no tenemos en cuenta es que podemos sustentar lo que escribimos con base en lo que otras personas con un reconocimiento social y académico mejor que el nuestro escriben o han escrito, lo que nos dará un escudo natural a las criticas malintencionadas. Claro que en muchas ocasiones encontramos el exceso en el uso de ésta “ayuda” pues hay cantidades increíbles de pseudoinvestigadores que generan textos, retacados de citas variopintas y multinacionales, así como, de una carencia total de alguna aportación proveniente de su propio intelecto.
        El conocimiento es como la comida, si no se digiere no sirve de nada, y es aquí en donde tenemos que entender que podemos retacar a nuestros estudiantes de información. Sin embargo, ésta no dejará de ser eso: información, pues hasta que nuestros pupilos se apropien de ella y la puedan materializar como sustento en ideas complejas, nuestra tarea quedará incompleta.
        Claro que estoy en total acuerdo en que el cincuenta por ciento del trabajo de apropiación del conocimiento es de los alumnos y es aquí que tienen mucho que ver cuál es el plan de vida que tiene un educando o cuáles son sus expectativas para su futuro. En base a dicha formulación es que nosotros debemos de encontrar los posibles temas sobre los que se interesarían de manera que pudiesen generar mayor expectativa del alumno y así lograr el tan esperado interés que pueda potenciar que el dichoso alumno o alumnos puedan investigar.
        La investigación, como decía en líneas anteriores, debe ser espontánea y cuando ésta nace, se debe alentar y tratar de desarrollar, no obstante, los formatos rígidos en que se desenvuelve la investigación netamente académica no tiene nada que ver con las normas de investigación educativa y es por eso que no podemos ni debemos alienar las propuestas de nuestros alumnos con serias críticas acerca de si cumplen reglamentaciones del APA u otras cosas por el estilo, sino más bien allanarles un poco el camino fungiendo como faros y teniendo un papel propositivo, sin importar lo descabellado de la hipótesis o la viabilidad de la misma. Es mucho mejor que el alumno se de cuenta de la realidad por sí mismo y no cortarles las alas con burlas y tecnicismos en un afán de demostrar que nosotros somos los depositarios sagrados del conocimiento, aún cuando así sea.
        En este esfuerzo por hacer que nuestros alumnos investiguen, debemos incluir una parte lúdica, porque nadie hará nunca nada que no le guste o lo hará mal en el mejor de los casos, y al final de cuentas lo que queremos es que la investigación sea un gusto y un placer, por lo que enseñar que la investigación puede ser divertida, así como, gratificante será siempre nuestra premisa, pues los que hagan mejor una investigación serán vistos como los líderes en conocimiento dentro de su entorno estudiantil y podrán competir con los antivalores inculcados por los falsos cánones de conducta telenovelera que es la que predomina fuera de las paredes universitarias.

Robo de Identidad



-En días pasados la empresa Microsoft anunció a los medios especializados en el ramo la inminente salida al mercado de su nuevo producto Windows 7. La empresa alardeó que su nuevo sistema operativo será más robusto, estable y seguro. Sin embargo, ¿todos sabemos que el sistema operativo más atacado es Windows? Incluso, no es ningún secreto que la misma empresa Microsoft representa un peligro para nuestra identidad.
¿Qué tan real es el peligro de robo de identidad en la red? Desgraciadamente, es tan real como nuestra existencia en este planeta. De hecho, podemos argumentar un desdoblamiento de nuestra identidad en dos partes; física y virtual; entendiendo el aspecto físico como nuestra corporeidad y las actividades cotidianas, aunque al momento de explicar el concepto de identidad virtual, las cosas se pongan un poco más técnicas y complicadas.
Cuando nos concebimos como ciudadanos de un país, en el que habitamos, nacemos o vivimos (en ese espacio de tierra), tenemos derechos conferidos por leyes limitadas a dicho terruño. Pero ¿qué nos concede en realidad el estatus de ciudadano de una nación en específico? Pues un simple papel, un trámite burocrático en el que la persona queda inserta en una base de datos. Y en ese punto en donde inicia nuestra vida dentro de la virtualidad.
Nuestra identidad jurídica, nuestro nombre, créditos bancarios y preferencias políticas se encuentran en bases de datos informáticas que se enlazan dentro de intranets que al final de cuentas se comunican a la Internet, lo que permite consultarla, actualizarlas o, en le peor de los casos, robarlas o adulteradas.
¿Quién está a salvo del robo de identidad?, pues sólo quien no la tiene, quien no es parte del sistema de cualquier país y vive en la más pura de las clandestinidades.
En el mundo cotidiano, “el mundo físico”, tenemos la seguridad de nuestra existencia basada en la corporeidad, sin embargo, en el mundo virtual nuestra existencia está basada en la integración propia de expedientes electrónicos que le dicen a las computadoras consultantes que usted es quien dice ser y tiene derechos y privilegios con base en su puntuación o escrutinio digital.

            Cualquiera puede aducir que Yo soy yo, y puede dar pruebas fehacientes de que (aquí añada su nombre) existe y además aporta el testimonio de su familia y amigos. Muy bien, su existencia física podría darse por comprobada, pero en el caso de que usted se encuentre en otro lugar, lejos de sus parientes y amigos, ¿cómo comprobaría que usted es quien dice ser? Su sola presencia tridimensional, palpable, visible y constatable no es suficiente para dar veracidad a su identidad jurídica. La respuesta podría antojarse fácil, una credencial que avale su identidad, pero al final de cuentas, ¿qué es lo que le da sustento a esa credencial? Una base de datos en línea. Lo que hace una persona para saber si una tercera es quien dice ser es un simple cruce de datos y, si en este escrutinio todo resulta correcto, pues usted es quien dice ser y no otro de los chorrocientos millones de seres humanos que hay en este mundo. Así de sencillo es demostrar que su existencia es real, pero teniendo en cuenta lo sencillo de este sistema, de igual manera es muy fácil que algún maleante se apodere de su identidad jurídica. Si yo fuera un malhechor informático, ¿qué necesitaría para apoderarme de su identidad? Datos muy sencillos como nombre completo, domicilio y fecha de nacimiento. Estos tres requisitos son la llave para obtener toda la información que me abriría las puertas de su tarjeta de crédito, cuentas bancarias, información confidencial acerca de salud, creencias religiosas y políticas, preferencias sexuales y un largo etcétera. Mientras más sepa de usted, más poder tendré sobre su persona y por lo tanto me será más fácil apropiarme de su identidad.
            En una sociedad en que la corporeidad palpable de una persona pierde peso existencial, la existencia virtual es más segura, veraz y tangible que la propia presencia del cuerpo, por ejemplo, echare mano de una historia ficticia, pero en ningún momento carente de verdad. Supongamos que usted se llama Felipe Pérez Rodríguez, sabe que así se llama; sus padres, hermanos y familiares de primer rango estarán al tanto de su existencia e identidad, pero a mí no me consta en lo más mínimo que esa combinación específica de palabras (nombre) con que cada uno de nosotros somos denominados al ser registrados dentro de la base de datos nacional –también conocida como Registro Civil- se refiere a usted y que las ligas entre las bases de datos bancarias y civiles estén sujetas a esta clave denominativa que se ostenta como identificación personal, por lo tanto tendré que verificar su identidad virtual para que sustente su existencia física. Sólo así podré tener total confianza de que la persona que estoy viendo realmente existe.

            Es aquí donde llego a una disyuntiva ontológica; soy o no soy. O sea, el hecho de que exista físicamente me da una identidad o mi identidad virtual sustenta mi existir corpóreo. Sin alejarnos de esta disyuntiva, propongo una dualidad: existo pero no soy o soy pero no existo. Estas dos opciones son concretas, verdaderas y plausibles. En la primera puedo venir a este mundo matraca, existir y coexistir con otros individuos de la sociedad, pero también puedo carecer de identidad al no poseer alguna sustentación virtual que avale mi presencia en esta matraquera tierra. Por otro lado, es posible no existir somáticamente y, sin embargo,  ostentar una identidad que me permita cobrar cheques, hacer compras en línea, jugar en casinos, realizar transacciones en la bolsa de valores de Nueva York o abrir una cuenta de banco en Suiza.
            Llegado a este punto, disparo una pregunta, ¿qué será más real o importante a finales de este siglo que inicia; la existencia física o la virtual?
La virtualidad en nuestras vidas se ha apoderado prácticamente de todo lo que hacemos y del valor que le asignamos a las cosas. ¿Cuál es el sustento que le doy a esto? Pues hagamos un experimento de valoración personal: ¿quiere usted saber si es alguien?, ¿si será recordado por sus congéneres por algún hecho o evento importante en su vida?, ¿en realidad quiere saber si su vida ha valido? ¡Es muy sencillo! No necesita una esfera mágica de cristal o la gnóstica presencia de una pitonisa para saberlo, simplemente necesita dos sencillos implementos tecnológicos que encontrará en cualquier ciudad del mundo que ostente ese nombre: una computadora con conexión a Internet; ingrese a cualquier buscador de su preferencia; Yahoo, Google, Bing (todos trademarks, of course), acto seguido, teclee su nombre completo y listo. Si su identidad aparece, ya la hizo, es usted alguien en este mundo y podrá medir su nivel de éxito checando en cuántas páginas aparece o cuántas hacen alusión a su persona o trabajo. Pero si no aparece a la primera búsqueda, déjeme decirle mi querido lector que su vida vale menos que un pepino, y su estancia en esta tierra es comparativamente la misma que la de un perro: nació, creció, se reprodujo (en el mejor de los casos), y sólo está esperando colgar los tenis, o dicho de otra forma más poética en espera de conjugar el verbo petatear.