jueves, 14 de enero de 2010

LA NOCHE MÁS EXTRAÑA EN CHEYENNE MOUNTAIN


El frio de diciembre calaba hondo en el descampado camino que había que recorrer para llegar al trabajo. Un día más; me dije, y apuré el paso para llegar a la entrada antes de que se me congelara el trasero. Las comprobaciones de siempre, la seguridad rigurosa en la entrada, era un día de trabajo en la Montaña Cheyenne como miles más en mi vida, solo que para el resto de los humanos que se encuentran allá afuera, es un día especial: es Navidad.
No me voy a empezar a poner sentimental ni enojado, al final de cuentas, no sé ni para que me hago ilusiones, si siempre los blanquitos obtienen permisos para pasar con sus familias estos días, en cambio yo, solo por ser de ascendencia inmigrante, me dan lo que otros no quieren. ¡Basta! Me dije en silencio. Ya estoy haciendo exactamente lo que dije que no iba a hacer. No sé ni para que me hecho malas, tengo un empleo y aunque yo no estaré, al menos habrá regalos debajo del árbol que mi hijo pueda abrir por la mañana.    Meditando sobre esto, saludo sin muchas ganas a la última secretaria que encuentro antes de entrar en mi oficina.
     Se ve que está pensando lo mismo que yo, pues trae cara de que el espíritu navideño no se dá por estos lados. Como siempre entro y saludo a mi  compañero de penas, que le tocó la mala suerte de estar en estas fechas a cargo del radar. Como me da risa que mi hijo de cuatro años me pregunte ¿ya te vas a ir a trabajar a tu oficina? Cuando aquí en el NORAD (North American Aerospace Defense Command), el sistema de defensa aérea más sofisticado del planeta, podrá tener “cara de todo” menos de oficina, cientos de pantallas, computadoras y luces titilantes rastrean cada centímetro de nuestro planeta esperando que aparezca algún objeto no anunciado que dispare las alarmas. Pero como explicarle a Paquito tanta complejidad, además, prácticamente todo lo que hago aquí es secreto. Ni modo, se va a tener que quedar con la imagen de la oficina.
¿How are you, Brad? Le pregunto a mi compañero quién llegó poco antes que yo y apenas se instala en su amoldada silla, con la cual presume en broma que es tan buena que en vez de solamente recibir sus posaderas, cariñosamente le hace el amor. Tan solo la imagen absurda me hace esbozar una sonrisa, es bueno tener un compañero así, sobre todo en momentos como éste, en donde el personal ha sido reducido por las fiestas decembrinas y solamente laboramos los “indispensables”. Ese es otro concepto que también me hace reír.
    Me instalo frente a mis pantallas y checo que el reloj mundial se encuentre correcto. Las 20:00 horas del centro. Todo en orden. Siguiendo con mi ritual, saco las viandas que Susana, mi esposa, me acomodó en mi lonchera, cenaré lo mismo que mi familia. El pavo con su respectiva porción de relleno, está como siempre; incomible, sin embargo no dejo de agradecerle a Susana su esmero y empeño en hacer la cena de Navidad, pero no dejo de recordar aquel  jugoso y delicioso pavo que hacía mi madre, ni modo, no se pude tener todo.   Ensimismado en mis glotones pensamientos, apenas si oigo la exclamación de asombro de mi compañero.- Fuck, no, damn fuck, no this night -volteo con cara de sorpresa y me encuentro con la mueca casi de terror de Brad. Me quedo sin reaccionar y solo lo veo a los ojos.- ¡Check this out bro, check this shit! -me apura señalándome la pantalla principal que tenemos al frente. Volteo escudriñando la gran pantalla y solo alcanzo a ver un pequeño punto rojo entrando por el nor-noroeste del mapa.
     Apenas le iba a contestar: -nombre no es nada, -pero solo alcancé a tomar aire cuando sonó una de las alarmas de aproximación. ¿Qué es eso? Interrogué a mi compañero, mientras iniciaba con el protocolo de verificación. Los informes que empezó a escupir la computadora eran totalmente contradictorios: Objeto desconocido viajando a poca altura con velocidad subsónica, ese no era el problema, el asunto es que la taza de reflexión del radar era casi mínima, como si al objeto volador le hubieran puesto un gran abrigo o algo así. En el estómago se me hizo un hueco, esto solo pasa cuando aviones con tecnología Steelth (de invisibilidad) tratan de ingresar en territorio vigilado, normalmente con no muy buenas intenciones. El momento era perfecto para un ataque, pensé. Un segundo después reflexioné y le grité a mi compañero: -Verifica con los aeropuertos civiles y con las bases militares más cercanas. El resultado fue negativo. Era oficial, lo que veíamos en pantalla era un UFO (Unidentified flying object), un objeto volador no identificado, como tantos otros que habíamos registrado, sin embargo éste en especial era más raro que todos los demás que habíamos visto.
    Su velocidad y lo errático de su vuelo, casi dando tumbos, como cuando empujas un coche con otro por detrás y las defensas chocan entre sí, hasta no igualar las velocidades de los dos automóviles. Así se veía en la pantalla este maldito objeto. -Put the infrared scan and turning on- vociferó mi compañero. Ingresé la orden con un par de clicks de mi mouse. Lo que presenciamos era aún más raro; no era un objeto sino la imagen termal que nos mostraba con siete objetos que presidían a uno más grande y con un reflejo de radar más estable, parecía metálico. Otra alarma sonó cuando el misterioso objeto viró hacia el este entrando vertiginoso por los cielos de Alaska mientras dos puntos más en la pantalla aparecían en cielos canadienses. Dos jets de intercepción F-14 Tomcat habían despegado de una base cercana al polo. Lo habían visto, el objeto era detectado no solo por nosotros y con seguridad ya alguien había tomado la decisión de que se trataba de una amenaza.
     Brad vociferaba en voz alta improperios, como si con eso pudiese detener al raudo objeto que seguía moviéndose en la pantalla. Los teléfonos sonaron, generales a lo largo de las tres fronteras preguntaban enojados por haberles sacado de sus fiestas familiares, que demonios pasaba. Ni Brad ni yo sabíamos un demonio de lo que estaba pasando. De repente pasó lo que nunca queríamos que pasara, el teléfono Rojo, la línea en directo con la Casa Blanca sonó con un agudo y sintético repiqueteo. Que íbamos a decir, ya habíamos utilizado todos los protocolos, escáner, toda la tecnología, y no teníamos ni una maldita idea de que era eso. Como oficial a cargo tome lentamente el auricular y conteste. A lo que siguió una andanada de números confidenciales de identificación. Hice lo mío repitiendo mis códigos. Después, el silencio de dos segundos. La voz seca y grave del Comandante en Jefe el General Renuart preguntó al otro lado de la línea: -¿It´s an enemy? -Salivé un poco, me aclaré la garganta y después de un profundo suspiro repliqué: No.
    La única respuesta que recibí fue el intermitente y agudo sonido de la línea al colgar el teléfono. Cuando deje el auricular telefónico en su lugar mi compañero me miraba espantado.- ¿what are you doing, man? ¿what´s happening bro? -Algo en lo profundo de mi ser me repetía que yo sabía que era ese objeto. Mi compañero seguía gritando: -You´re creazy bro.- Mientras tecleaba parámetros en una de las computadoras. Yo no sabía que estaba haciendo, sin embargo le dije calmo a Brad, que la trayectoria era errática y que no llevaba un rumbo fijo, además parecía tener pequeños espacios de tiempo en los que sobrevolaba. No podía ser un avión de guerra ni un helicóptero, era casi… ¡Orgánico!  Pero tampoco tenía alas. De repente una transmisión del líder de los F14. Reportaba que tenían contacto visual con el objeto y esperaban órdenes. Les pregunté si podían detallarnos el objeto. La contestación fue algo escueta: objeto volador no identificado, sin contacto ni irradiación de ondas de radio o radar de ninguna especie, parecía una víbora rechoncha que serpenteaba en el cielo, las nubes estaban muy bajas y la visibilidad era casi nula, por lo que solo reportaban ver la silueta y una resplandeséncia roja al frente del UFO.
     Mi compañero y yo nos miramos en una mutua comprensión de que estábamos en un predicamento. Estirábamos los cuellos lo más posible hacia la gran pantalla central, como si estando más cerca de ella nos ayudara a discernir la procedencia del objeto en cuestión. En ese trance estábamos cuando una tercera alarma resonó en el ambiente. El escáner de infrarrojos había detectado una explosión de energía rebotando sobre el objeto, eso no podía ser otra cosa más que una guía laser con la que muy probablemente estarían apuntado al UFO que seguía zigzagueando en la frontera sur de Canadá. ¿Pero quién estaba apuntando? ¿Si nosotros no éramos, entonces quién? El sonido de alerta máxima sonó en el NORAD, y una voz sintética con tintes femeninos anunciaba el lanzamiento de un misil tierra-aire desde alguna base oculta en el estrecho de Bering. Estábamos en fase roja, el objeto desconocido acababa de pasar la frontera estadounidense y el misil lo seguiría. Tomé las diademas de intercomunicación y me dirigí hacia los aviones de combate que seguían al objeto. Y les pregunté por última vez -¿Qué es ese objeto? -¿Damn, What is it?- Hubo un momento de silencio y solo alcanzábamos a escuchar una pequeña y velada discusión entre las tripulaciones de los jets. Al fin el Coronel Maverick que lideraba la misión reporto algo que jamás voy a olvidar: -A sleigh hauled by seven reindeer. -Repeat; -A sleigh hauled by seven reindeer.- Dijo Maverick lo más lentamente que pudo.
Brad no pudo mediar palabra mientras la quijada se le resbalaba hasta el pecho. ¿Un trineo jalado por siete renos? Eso solo podía significar una cosa… era… Oh my God, El misil Brad, el misil, se nos olvidó el maldito misil.  Desesperado  me dirigí con los F14: -Alfa, omega, bravo. Alfa, omega, bravo.- Search and destroy.- Protejan al objeto, -Balbucee; al trineo o, a, a la maldita cosa que están siguiendo. Situación hostil, misil inteligente clase Merodian de fabricación soviética en trayectoria de colisión con el UFO. Con un demonio (grité al micrófono) Coronel Maverick, no deje que destruyan a Santa Claus.
Brad me miraba atónito con los ojos que apenas le cabían en las cuencas, prácticamente abrazado al monitor de su computadora y sin poder pronunciar palabra.
     Los aviones caza, hicieron un giro para apuntar sus narices al misil que raudo se dirigía al trineo volador no identificado. Cada F14 soltó un cohete a la voz de: -Foxtrot 1, on the way. El misil ya estaba muy cerca, quizá la explosión al colisionar con los cohetes interceptores dañen severamente el trineo, recordemos que Santa Claus no trae blindaje. -Dios mío, y ahora como cargare en la consciencia la destrucción de la Navidad en sí misma.
-Objetivo destruido,- clamó la voz sintética del NORAD ¿destruido? ¿Pero cuál objeto fue destruido? Coronel Maverick, confirme que es lo que ha sido destruido.
-Alfa, omega, bravo: el misil ha sido destruido; Dimos en el blanco, Control.-    Se notaba eufórico el Coronel al darnos la noticia. -Lo hicimos Control,- exclamo el piloto del segundo avión caza.
     Brad aún seguía abrazado de su pantalla. Mientras el alegre punto rojo revoloteaba en la pantalla ingresando a territorio estadounidense. El sonido del teléfono rojo nos sobresalto. –Control (conteste apurado) –Si General, confirmamos que el UFO es eso mismo que dijimos que era.- Si General, entiendo, así se hará. –Sr. Yes Sr.- y colgué lentamente el auricular.
-Alfa, omega, bravo: Coronel Maverick, su misión es proteger a “Santa” hasta que salga de territorio amigo, después de eso se encargará la OTAN en el Atlántico.
     Dicho esto me deje caer pesadamente sobre mi silla. Mire de reojo a Brad quién hablaba en voz baja consigo mismo, tratando (como yo) de racionalizar lo que acababa de suceder.
     A partir de esa noche, el Comandante en Jefe de NORAD el General Renuart se encarga personalmente de la protección y salvoconducto de Santa Claus desde su inicio en el Polo norte hasta su salida hacía el Atlántico. Mientras yo, que les puedo decir, de hecho, no les puedo decir nada, todo lo que sucede aquí es secreto, -Hoy me he portado muy bien Santa Claus, ahora si merezco un regalo.

FIN

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